¡Vamos con la segunda entrega de este abecedario arqueológico de piezas en museos españoles! Puedes ir a la primera entrega en dos publicaciones anteriores.
F – Falcata con cabeza de ave, MARQ (Alicante). Una falcata, para todos los que no vean Forjado a fuego, es una espada curva con hoja de doble filo en la punta.
Lo mejor de esta pieza es que tiene una empuñadura en la que aparece tallada una cabeza de un ave. Es de época ibérica (mediados s. IV a.C.), esos señores que vivían en la Península y se codeaban con fenicios y griegos, y cuya arma más representativa es la propia falcata. Esto se infiere de que aparecen muchas en los enterramientos individuales. Concretamente esta se encontró en la necrópolis de Cabezo Lucero (Alicante), lo que hace que junto a su decoración no sea estrictamente solo de uso militar, sino que era un elemento que demostraba el poder de quien la poseía. Siempre se ha practicado lo de tener cosas únicas, bonitas y, muchas veces, no muy útiles.

G – Genio del año, Museo Arqueológico Nacional. Este graciocisimo mosaico de caliza localizado en Aranjuez proviene de época romana, en pleno Imperio a finales del siglo II d.C. Tal y como representa sus atributos, frutos, cornucopia y la propia corona colmada, el conocido como Genio del Año, es la deidad que engendra y produce todo lo gozoso del paso de las estaciones, además era el protector de las casas.

H – Halcón del dios Horus, Museo del Prado (en depósito en el MAN). Hecho en basalto con una precisión que da miedo, esta es la aportación de mi chico a este alfabeto. Y es que se volvió loco la última vez que estuvimos en el MAN con esta obra. Se trata de un hierático halcón, un poco difícil de catalogar y datar (664 – 332 a.C.), no solo porque te mire como si te pusiera en duda con esos ojos tallados en piedra. Es la representación del dios Horus, dios de los cielos, iniciador de la civilización, primero en la caza y primera divinidad en el arte de la guerra. Por tanto, también era un símbolo de la realeza. Si visitas el Louvre, allí tiene un hermanito gemelo.

I – Ídolo oculado de mármol, Museo de Cádiz. Hallado en el Camino del Cortijo De la Fuente (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz), esta preciosura es el ídolo por excelencia de los enterramientos de los dólmenes en la Edad del Cobre, ¿Qué es la Edad del Cobre? Pues es ese momento donde las sociedades ya ha pasado por etapas donde asumen ideas generales del Neolítico, y están creándose sociedades estratificadas, con trabajos especializados, grupos destacados y, entre todo ello, empieza a aparecer el trabajo con algunos metales (de ahí su nombre, claro, aunque no era un cobre tan chulo como lo entendemos en un principio). Se trata de ídolos cilíndricos, que parecen ser simplificaciones de la figura humana, donde los ojos sobresalen por encima de todo. Se han interpretado dentro del ámbito funerario, encontrándose, por ahora, en la Andalucía occidental.

J – Jarrón con boca de seta, Museo de Málaga. Procede de Morro de Mezquitilla y está fechado en el s. VIII a.C. con lo que se trata de unas de las fechas más antiguas en cuanto a la presencia de poblaciones fenicias en la península Ibérica. No es que la cerámica fenicia sea la más original y bonita, pero es muy funcional. Este tipo de jarrones se hacían para contener vino o perfumes, y junto a otros suele encontrarse en los enterramientos fenicios. Lo cierto es que hay muchos interrogantes sobre las necrópolis fenicias de los primeros momentos en la Península. Lo que sí sabemos es que se hacían incineraciones, con ajuares bastante parecidos constituidos por piezas orientales (es decir, del lugar de procedencia de los fenicios), algunos amuletos egipcios (gentes con las que solían comerciar mucho) y alguna cerámica local e indígena.

K – Kylix, Museo de Úbeda. Hay infinidad de kylix preciosos en muchísimos museos de España, pero como parte del objetivo de estos artículos es conocer museos, pues nos vamos hasta Úbeda a hablar de esta maravilla. Esta preciosa pieza, hecha para el bebersio y ponerse beodo, fue importada desde la misma Grecia y acabó siendo redescubierta en Jaén (Castellones de Ceal). El kylix es el vaso por excelencia de la juerga para los griegos, el que se usaba para tomar el vino. Las decoraciones tan bonitas de las que disfrutamos están en el fondo de la copa, que suelen ser temas mitológicos, aunque en este caso vemos a un atleta joven. Se fecha en el siglo V a.C. y según los investigadores sería una pieza producida dentro del círculo del pintor Marlay. El pintor de Marlay debe su nombre a una krátera de cáliz que se encontró en la colección Marlay y ahora en Cambridge. Aunque decoró principalmente kylix, se encuentran en su repertorio vasos como skyphoi, oinochoai, pyxides y kraterai. Se trata de un artista menor que utilizó repetidamente escenas de simposios (en el blog puedes encontrar una entrada sobre esto llamada Una noche de juerga ibérica en Badajoz) y de conversación entre dos personajes para decorar sus vasos.

¿Qué te ha parecido esta segunda entrega? ¿Deseando la siguiente? O ¿quizá eres más de salir corriendo ahora al museo a buscar las tuyas?
Para saber más sobre cerámicas griegas pintadas en España de la escuela de Marlay te recomiendo el siguiente artículo de Marina Picazo: https://raco.cat/index.php/Pyrenae/article/viewFile/147921/242360